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Jugamos a ‘God of War: Ragnarok’: el videojuego más esperado de PlayStation en años

La actual generación de consolas sigue dejando bastante que desear. Principalmente, por la escasez de sistemas disponibles para su compra y por el temor de las desarrolladoras a crear videojuegos que expriman las nuevas máquinas. Ni siquiera la propia PlayStation y sus estudios apuestan por ello. Y casi mejor, porque de lo contrario millones y millones de usuarios se quedarían sin acceso de los grandes títulos de la compañía. Y eso sería especialmente difícil de aceptar si nos referimos a una franquicia tan asentada e importante como God of War.

Después de cuatro años de espera, el ‘Fantasma de Esparta‘, azote del panteón griego clásico y, actualmente, del vikingo, vuelve con una nueva aventura este mismo miércoles 9 de noviembre: ‘God of War: Ragnarok‘. La propuesta, efectivamente, está disponible tanto para la perenne PS4 como para PS5. En ABC llevamos varias semanas jugándolo y no tenemos duda de que se trata de uno de los mejores videojuegos que han llegado a los estantes en los últimos años. Posiblemente, el más adictivo y brillante en lo narrativo que ha creado un estudio propiedad de PS desde el ‘The Last of US: Parte 2‘ de 2020.

Lo dejamos claro desde el principio, si no jugaste al ‘God of War‘ de 2018 no tiene ningún sentido que te lances de salida a por ‘Ragnarok’. El segundo título es una continuación directa del primero, y si no lo hemos superado previamente la experiencia de juego con el flamante título será mucho más pobre. Por mucho que Santa Monica, el estudio detrás de la propuesta, haya colocado en el inicio un pequeño vídeo que el usuario puede consultar si quiere refrescar la historia.

En ‘God of War: Ragnarok’, el usuario vuelve a controlar a Kratos y a su hijo Atreus. El ‘Fantasma de Esparta’ sigue empeñado en dejar atrás el camino de violencia y muerte que lleva recorriendo desde 2005, cuando nació en esa inolvidable consola llamada PlayStation 2. Ya no quiere luchar y, si es posible -si nadie le obliga- prefiere evitar el conflicto. Es, seguramente, la versión más humana y calmada del personaje. Aunque ya se sabe. Las cosas rara vez salen como uno quiere. Más en el caso de este dios de la guerra, que atrae la desgracia por donde quiera que pasa.

Si Kratos aspira a la paz, Atreus, su hijo, no lo tiene tan claro. El niño que conocimos en 2018 ya no es tan niño. Tiene la curiosidad propia de la adolescencia, que provoca que choque con su padre cada vez más. También que, por momentos, se comporte de forma egoísta, sin tener en consideración la postura de los demás. Y cuando, como ocurre con el hijo del ‘Fantasma de Esparta’, todo apunta a que va a jugar un papel crucial en el apocalipsis de acuerdo la mitología de vikinga, ese evento dramático e ineludible llamado Ragnarok, la inconsciencia puede tener efectos catastróficos.

Si conoces algo de mitología nórdica, te puedes hacer alguna vaga idea de por dónde van a ir los tiros en la nueva aventura. Aunque, avisamos, God of War es un videojuego que toma muchas licencias. Siempre lo ha hecho. En la nueva propuesta, además, la idea del destino, y la capacidad del individuo para reescribir el futuro, está en el centro de forma constante.

La historia, sin duda, funciona. Sigue teniendo mucho peso en la propuesta, como ocurrió con la de 2018. Durante la aventura, viajamos a través del árbol de la vida Yggdrasil por los nueve reinos de acuerdo con la mitología nórdica. Además, aquí nos encontramos con personajes nuevos y con antagonistas como Thor y Odín. Ni tan mal.

A nivel jugable, si eres aficionado de la saga, no esperes muchos cambios. Kratos sigue contando con su hacha Leviatán y sus Espadas del caos, que puede intercambiar en cualquier momento. La primera arma está bien especialmente en los momentos en los que nos enfrentamos a un único enemigo, la segunda quizá va mejor cuando nos enfrentamos a varios a la vez. Con todo, lo ideal es alternarlas.

Más allá de esto, pocas novedades que comentar. Solo decir que personajes como Atreus y otros que nos acompañan durante la aventura cobran más importancia en alguna fases del juego, incluso llegamos a controlarlos directamente en algunos momentos prescindiendo de Kratos.

Los rompecabezas, tan populares en la franquicia, siguen estando presentes en ‘Ragnarok’. La dificultad no es nada del otro mundo, pero nos hemos encontrado con varios que nos han resultado bastante originales y nos han obligado a pasar unos pocos minutos dándole vueltas a la cabeza.

Como decimos, en lo jugable, la propuesta no suma grandes novedades. Algunos nuevos tipos de flecha que están a disposición de los secundarios y que pueden ser de gran ayuda en los combates e imprescindibles a la hora de movernos por el mapa.

Tampoco tenemos la sensación de que la franquicia necesitase, ni mucho menos, una vuelta de tuerca. ‘Ragnarok’ funciona igual de bien que su predecesor. Es exactamente igual de divertido. Y si algo funciona, y no podemos decir que Santa Monica, a diferencia de otros, allá exprimido la fórmula hasta la saciedad, realizar grandes cambios no es lo más recomendable.

En lo técnico, el videojuego se ve genial. Nosotros lo hemos jugado en PlayStation 5 y no hay queja. Ojalá pudiésemos saber lo que habría hecho Santa Monica en caso de no tener que haber hecho que la obra fuese compatible con PS4.

Como el antecesor, se desarrolla en un único plano secuencia, algo que potencia su lado narrativo. Respecto a la duración, la historia principal se puede completar en menos de 30 horas dependiendo de la pericia del usuario con el mando entre las manos. Con todo, recomendamos que el ‘gamer’ se lo tome con calma y dedique el tiempo debido a la exploración. Así podrá, además, mejorar la calidad del armamento y afrontar los combates más exigentes con más garantías.

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